Venga, siéntese un momento y conversemos usted y yo. Saque un minuto de su tiempo para dedicárselo al planteamiento que le voy a presentar a continuación. No tenga pena ni pereza con migo, ya que tratare de ser lo más elocuente posible, lo más realista que se pueda y lo entretendré por unos minutos (bueno, por lo menos eso tratare).
Le hare una pregunta:
Cuándo realiza sus tareas cotidianas, no se ha puesto a pensar ¿Por qué “diantres” hago lo que hago todos los días? ¿Qué me obliga a seguir un cierto número de lineamientos, reglas, obligaciones y mandatos? En fin ¿Por qué me comporto, como me comporto?
¿Espero que alguna vez se lo haya preguntado? ¿porque si no? empezamos mal esta conversación. Pero si es así, permítame replantearle lo que quiero darle a entender.
Cuando usted hace sus tareas cotidianas tales como: bañarse, comer a ciertas horas, ir a trabajar, cuidar a sus hijos, lavarse los dientes, levantarse temprano o tarde, limpiar siempre su hogar, peinarse, tomar café, estudiar o llevar a sus hijos a que lo hagan, trabajar quince días seguidos para recibir el salario de los mismos, en definitiva, ¿por qué me comporto de una manera predecible, como si estuviera en piloto automático?
Le hago esta pregunta por la razón de que muchas veces hacemos propios cierto tipo de comportamientos y no nos damos cuenta de que para otras culturas, la manera de comportarse es diferente a la que yo acostumbro, lo que me generaría extrañeza y hasta indiferencia con este tipo de personas, ya que no hacen lo que yo hago, por lo que podría tildarlos de “cochinos”, “vagos” y otros términos más despectivos aún.
Esto sucede por qué no logramos comprender, de qué inconscientemente hacemos y realizamos tareas que han sido inculcadas desde nuestros inicios como individuos, los que generan un comportamiento unificado de acuerdo a la cultura que formamos parte.
Este comportamiento o forma de guiar nuestras vidas se hace evidente, cada vez que uno sale al corredor de su casa y observa a los vecinos en su forma cotidiana, en la que podría distinguir guías de patrones como: todas las señoras haciendo oficio en horas de la mañana, alguna que otra no estará bañada mientras hace el oficio ya que se sudara y sería (según ellas) un desperdicio de agua y de tiempo.
A las seis y cuarenta de la mañana, veras como de manera inmediata empezaran a salir niños con sus padres, o adolecentes a sus respectivos centros de enseñanza y de igual manera se dará esta salida de estudiantes en horas del medio día.
De seguido todas aquellas personas que se dirigirán a sus trabajos respectivos, saldrán en un horario comprendido entre las cinco y las nueve de la mañana , en los que pueden verse tanto hombres como mujeres, en esta fuerza laboral activa que se comporta de esta manera.
Y no solo estamos hablando de formas totalmente instituidas y aceptadas dentro de la sociedad, también hablamos de formas de comportamiento inaceptable, como sería la “vagancia” por ejemplo.
Si uno decide volverse “vago” , ¿cual debe de ser su comportamiento habitual para poder ser reconocido como tal? Primero debe de levantarse en horas muy tardes para la mayoría de las personas , después bañarse casi a las cinco de la tarde o de plano, ni siquiera bañarse. Desayunar a la hora del almuerzo, almorzar a la hora del café de la tarde, tomar café a la hora de la comida y comer como a las once de la noche en adelante, esto depende de ¿a qué hora entra a su hogar?, en fin una serie de acciones que lo distinguirán como un “vago” ante la sociedad, siendo esta una cultura , la “cultura de la vagancia”.
Pero ¿Por qué les llamo culturas? Les llamo así por el hecho de que este tipo de comportamientos, pertenecen a un lineamiento dictado por una sociedad en específico. Y ¿Qué quiere decir esto? Dicho en otras palabras, son formas de ser de un grupo de personas que aceptan (o son impuestas), una serie de comportamientos, los cuales harán, que alrededor del mundo, personas que no se conocen y no hablan el mismo idioma se identifiquen entre si, a pesar de las distancias y demás barreras que se puedan imponer entre ellos.
Así podríamos seguir dando diferentes ejemplos de culturas a las cuales todos pertenecemos, y que forman parte de nuestra sociedades, “El rasgo verdaderamente esencial de lo que llamamos la sociedad humana es su asombrosa diversidad” (Díaz-Polanco, 2000:79). Y usted me dirá ¿Yo no pertenezco a ninguna de estas culturas? Pues sí, todos tenemos formas de comportamiento que nos hacen pertenecientes ya sea consciente o inconscientemente a un grupo cultural en particular, y este nos exigirá una adaptación que “consiste en lo que uno debe de conocer o creer a fin de obrar de una manera aceptable para sus miembros” (Geertz, 1989: 25).
¿Cómo puede uno inconscientemente pertenecer a un grupo cultural? Por qué alrededor de nuestra formación como individuos, hemos observado, copiado, adoptado o sido impuestas ciertas normas de comportamiento pertenecientes a una cultura en específico.
Veamos este ejemplo en particular: Una señora, se levanta, hace el desayuno a su esposo y a sus hijos, de seguido, comienza a “arreglar la casa” o limpiarla, después, hace la comida a las doce medio día, en la tarde ya desocupada de sus queseares, puede o compartir con sus vecinas (ósea chismear), o leer un libro, ver una novela, tejer, en fin una distracción. Ya cuando se acerca la hora de regreso de sus hijos(as) y esposo, ella hará la comida, les servirá, comerá, lavara los platos, acomodara el desorden y se irá a dormir, para que el día siguiente vuelva a hacer lo mismo tal vez por el resto de su vida.
Esto ella lo hará de una manera desprendida y amorosa por el tiempo que tenga que hacerlo, ya que es lo que considera correcto, y piensa que así es en todo el globo terráqueo. Pero qué pasaría si ¿viviera en un lugar diferente, bajo circunstancias y condiciones que no son las mismas a las que ella vive hoy en día?
Ahora imaginémonos a una señora madre, en un país de África, pero no en la zona central, sino de la periferia de las ciudades, estos lugares donde las casas son hechas con materiales orgánicos, tales como excremento de elefante, o con bahareque, con el piso de tierra. Lo más seguro será que esta persona si limpie el piso de tierra y si tenga ciertas normas de limpieza en su hogar, pero estas no serán precisamente las mismas a las que uno está acostumbrado.
O pensemos en las madres que viven en países que tienen conflictos armados internos, que no le permiten ni siquiera pensar en hacer oficio o desayuno a sus seres queridos, ya que puede que ni siquiera vivan con ellas a causa de estar enlistados en un ejército o grupo armado, menos hablar con las vecinas de temas cotidianos.
Es por esta razón que nuestra realidad no es la misma, ni la única en el mundo. Vivimos distintas realidades, las que generan diferentes pensamientos, por ende, diferentes formas de comportarnos y de dirigir nuestra vida.
Muchas de las realidades han sido creadas bajo estereotipos dominadores y creadores de conductas permisivas, para un fin en específico, “estos arropamientos confieren a la gente una identidad social y un sentido de finalidad social, pero ocultan las verdaderas desnudas de la vida social”(Harris, 1980:2), que crean supuestas pertenencias diferenciadoras, que legitiman nuestra condición de persona especial, sobre las demás.
Es como la falsa concepción de una Costa Rica que “para algunos, la particularidad de los costarricenses se deriva exclusivamente de su origen europeo y su homogeneidad étnica y no tenía relación con la tenencia de la tierra”(Camacho Nassar, 1996:133) siendo esto lo que nos distinguen al resto de países centroamericanos, según más de uno.
Claro hay que entender que nuestra forma de vivir y de dirigirnos en ella, es en una muy diferente de la que se acostumbra en Centroamérica, pero esto no quiere decir que en nuestro país no haya existido un pasado armado y violento, que nos haga diferentes a los demás.
En cierta forma por el tipo de creencias que nos han inculcado, no tendemos a ser violentos y tratamos de resolver todo de manera pacífica, dialogando uno a uno, pero esto muchas veces no es bien visto por los demás y nos tildan de arrogantes. Pero no es eso, sino que amamos la libertad, la paz que podamos tener, y no por esto es que nuestro país esté exento de violencia y de belicosidad por parte de sus ciudadanos.
Pero estoy dejando de lado, la idea de que aún y cuando uno vive en un país bajo sus reglas ya establecidas y condiciones impregnadas en ella; puede que muchos ciudadanos no se comporten de la manera en que está estipulado socialmente
El poder disponer de aparatos sociales, que son derecho propio de cada ciudadano, no son respetados y sufren un aislamiento cultural, por ende las “diferencias son patentes no sólo en el acceso de determinados equipamientos u ofertas culturales, sino en los usos que se realizan de ellos(entretenimiento, búsqueda de información, sociabilidad, participación política, etcétera), que también están atravesados por procesos de diferenciación social, etaria, regional y de género” (Rosas, 2008:24), siendo estos los grandes vicios que sufren nuestras ciudades, que desplazan al que no pertenece a cierto tipo de estrato social.
Muchas ciudades tratan de proyectar una imagen glamurosa, transformando sus contornos y haciéndolos más atractivos a la vista del visitante, los convierten en centros de alta cultura, para la comunidad global, pero a su vez provocan “que los nuevos movimientos sociales y organizaciones de base han encontrado un medio de movilización en la gestión cultural” (Yúdice, 2008:49), naciendo de ellos diferentes expresiones culturales y subculturas a su vez.
Veamos esta subcultura del “Anime” , que hace que sus seguidores se vistan y adopten una identidad proporcionada por un dibujo animado y no por un ser de carne y hueso, que insta aprender el idioma japonés, a vestirse con cierto tipo de ropa, pelucas, maquillaje, para poder identificarse con los demás seguidores de este tipo de cultura.
Y así podemos hablar también de diferentes “notas” , en las que se proporcionan ciertas normas de vestimenta, maquillaje, música, accesorios y demás implementos que harán distintivo al individuo que pertenece a una subcultura determinada.
Estas subculturas crecen por la falta de industrias creativas , que se encuentran en el centro de las ciudades, más sin embargo las periferias de estas, no cuentan con infraestructura, ni medios de producción cultural, ya que “El reacomodamiento urbano, basados en el estímulo a la relocalización estratégica de las industrias creativas, de la información y de servicios en el paisaje urbano, han venido muchas veces acompañados por procesos de gentrificación y la consabida reproducción de desigualdades socioculturales que ésta implica”(Dorcé, Giglia y Nivón, 2008:7).
Es por esto que las ciudades olvidadas se revelan y nacen identidades urbanas como un modo de ser metropolitano, en el que imponen sus gustos y reglas para quien desee incorporarse a ellas, no sin antes tener un proceso de aceptación y de asimilación de ideologías que formaran parte de ellos, desde el día en que se incorporen a estas subculturas.
La gran expansión y aceptación, que han empezado a tener este tipo de expresiones, se debe en gran manera a los medios de comunicación masiva, que tienen acceso libre a los hogares (casi sin ninguna restricción) para poder darle sentido a esta forma de “vida urbana”, que dará origen a distintas visiones sobre los espacios urbanos, tendrá la potestad de asignar sentidos al uso de la cuidad como escenario de manifestaciones tanto culturales como políticas.
Las culturas emergentes siendo estas expresiones de la “conducta humana es vista como acción simbólica –acción que, lo mismo que la fonación en el habla, el color en la pintura, las líneas en la escultura o el sonido en la música, significa algo- pierde sentido la cuestión de saber si la cultura es conducta estructurada, o una estructura de la mente, o hasta las dos cosas juntas mezcladas” (Geertz, 1989:24), porque aún siendo estas conductas supuestamente establecidas en cada una de las subculturas, ellas mismas sufren cambios constantemente y pasan regenerándose día a día, no quedándose estáticas por completo.
Los medios de comunicación masiva, tienen una finalidad, la cual es formar criterios, ya sea de consumo, políticos, expansionistas, recreadores, o justificadores de nuestra forma de vivir hoy en día, para poder desaparecer fronteras, países, continentes, para formar a un solo mercado y una sola conducta humana.
Es un continuo ataque por medio de los gobiernos que de manera solapada (por lo menos en nuestro país) utilizan para manipular la información que recibe el pueblo, solo hace llegar lo que considera pertinente para sus fines propios y no comunes.
Nos tratan de imponer diferentes tipos de conductas e idiomas, pensamientos, creencias, ideologías, que si supuestamente no incorporamos por completo y dejamos de ser lo que somos, estaremos condenados a la destrucción, la aniquilación total como sociedad y como individuos.
Debemos de identificar y detener todo este tipo de información malograda, para que no siga creando costumbres de vida y miedos mal fundados en la población más susceptible a creer que todo lo que nos dicen los noticieros televisivos o radiofónicos es la única y total verdad. Como por ejemplo podemos suponer “que la televisión global crea temas de conversación comunes a muchos espectadores en el mundo, así como sentimientos de pertenencia a una misma cadena de eventos y la sensación de estar bajo las alas de un mismo tiempo global” (Ribeiro, 2003:72), todo esto con la intención de formar sentidos, representaciones y construcciones de identidades, así como una historia en común, para crear una comunidad transnacionalmente imaginada.
Estos pensamientos ya calaron muy hondo en nuestra sociedad, y la gran mayoría de la población ya se encuentra manipulada por el gobierno, que le dice que hacer y cómo hacerlo. El problema es que ya es una realidad nacional que el único sistema económico es el capitalismo.
El está desde hace mucho tiempo y quien sabe cuando se marche de la mayoría de los países, pero ante esta problemática no podemos cerrar los ojos para no aceptar la realidad que nos circunda y mucho menos alejar a los grupos marginados de nuestro país a que se incorporen a la globalidad que nos ahoga y domina.
Tal es el caso de los grupos indígenas, a los que queremos enmarcar en un cuadro para que se mantengan incólumes, para de esta manera conservar un pasado propio; tratando de encontrar en él un sentido de pertenencia, que nos dé un aliento de que en algún momento de nuestro tiempo fuimos los dominadores y no los dominados, el problema es que muchas veces el pasado es mucho más tormentoso que el presente, lo que da como consecuencia el desechar lo indígena por ser “retrograda” y atentar en contra de la modernidad.
Pero el problema es que no queremos que se incorporen al mundo actual y no les damos los recursos para que puedan sobrevivir ellos mismos, ya que “estudios recientes sobre las condiciones socioculturales y las demandas políticas de los pueblos indígenas muestran que muchos representantes de la llamada América profunda están interesados en la modernización. No solo enfrentan algunas injusticias para afirmar su diferencia; también quieren apropiarse y reutilizar bienes modernos a fin de corregir la desigualdad” (García Canclini, 2004:54).
No es decisión nuestra él marcar el camino del indígena hacía la modernización, es solo de ellos, ya que son seres humanos deseosos de mejorar su calidad de vida, como cualquiera de nosotros; pero si es nuestro compromiso, el tratar de que ellos no sean pisoteados en el camino y puedan lograr sus metas sin consecuencia alguna.
En este ensayo no puedo dejar de lado el tema de los medios de comunicación, ellos son los grandes forjadores de criterios y pensamientos, en este camino de “información”, surgió (de él mismo) una rama, jamás pensada, que fue la información comunitaria reveladora de verdades, que fue creciendo poco a poco, casi imperceptiblemente, cuyo fin es el de mostrar realidades y cosmovisiones diferentes a las implantadas por los gobernantes del mundo.
Estas comunidades se fueron desarrollando y fueron tomando fuerza desde el mismo seno de la comunicación, creando otro tipo de conciencias y de conductas a seguir, no siendo estas precisamente las de el capitalismo que se nos imponía por medio de comerciales, noticias y música.
Herramientas fundamentales como el Internet, (que su función específica no es la misma de sus inicios a la que tiene hoy en día ), han logrado formar espacios de debate de ideas y de acontecimientos que nos afectan a todos por igual, y son de interés mundial.
El tiempo global ya está aquí y crea procesos de vitalización que modifican la realidad de uno mismo, “generando así nuevas posiciones subjetivas y formaciones identitarias, sostengo que el capitalismo electrónico-informático constituye el ambiente necesario para el desarrollo de una comunidad transnacional imaginada-virtual y que internet es su base tecno simbólica” (Lins Ribeiro, 2003:73), en la que se puede unificar criterios y crear conciencias, que puedan mejorar nuestra situación actual.
Debemos de ser muy cuidadosos y cautelosos en nuestras decisiones, ellas tienen que ser bien fundamentadas, analizadas desde diferentes perspectivas, sin dejar a la malicia de lado, ya que si algo he aprendido en mi vida, es que nada se hace sin ninguna intención o propósito de por medio.
Esta supuesta integración de ideas, formas de vida y mercados comunes tiene una intención devastadora, el querer empequeñecer al mundo, por medio de la aniquilación del espacio a través del tiempo, es con la intención de crear un mundo más compacto y fragmentado a su vez, para integrarlo en un tiempo único, el “tiempo global”.
No es solo cuestión de pensar que si ¿hago lo correcto o no?, en que ¿estoy insertado en la cultura que dice la verdad y actúa conforme a ella?, es más bien el pensar en que si ¿lo que yo hago afecta a otros?.
Esto de lo global y lo local, es una lucha desigual, en donde el gran y poderoso capitalismo, trata de destruir a lo que es nuestro, todo aquello que nos distingue y nos hace pensar de maneras diferentes, para encontrar soluciones desde distintos puntos de vista.
El desechar nuestro pasado, borrar nuestros legados familiares, costumbres, es la verdadera intención de esta globalización económica. No permitamos que nos borren la memoria. Aceptemos ingresar en este mercado mundial, pero siendo nosotros mismos, con nuestras leyes y pensamientos.
No nos convirtamos en robots automatizados, que no piensan ni hablan, seamos críticos objetivos, denunciemos lo que tiene que ser denunciado y démosle vía libre a lo que nos va a procurar un futuro mejor.
Terminemos esta guerra de la humanidad contra la humanidad, en la que solo unos pocos salen ganando y demasiados terminamos perdiendo, que no tiene el más mínimo sentido, por el respeto de los demás, el respeto al derecho de ser libres y vivir en paz.
No permitamos que nuestros países se conviertan en compradores compulsivos y que los países dueños del destino, se conviertan en los grandes acreedores del bienestar de la humanidad. No sigamos permitiendo el endeudamiento por desarrollo; ese desarrollo que nunca se ve, ya que los gobiernos malversadores de fondos lo único que hacen es engrosar más sus bolsillos.
Muchos rechazan su pasado y creen que les pertenece a otros menos a él, pero es el momento de que recapaciten y piensen lo que están haciendo. Este es nuestro terruño, nadie no lo ha regalado, todo es ganado por la lucha de muchos hombres valientes que entregaron su vida para que no seamos subyugados por nadie. Así que seamos consecuentes y démosle el respeto a su vida entregada de ellos para con nosotros.
Tratemos de lo que se universalice sea el respeto, el derecho a ser felices, el amor verdadero de hermanos que somos todos por igual, la inteligencia y la coherencia de una humanidad conjunta y solidaria, para empezar a hacer un mundo mejor.
Todos tenemos algo de costarricenses, todos tenemos algo de indígenas, todos tenemos algo de europeos, todos tenemos un poco de todo, así que cual es la necedad de tratar de desligarnos de lo propio. No es razón de vergüenza el tener un pasado pobre y difícil. Un pasado manchado por la ingenuidad y la confianza excesiva. Pero si es digno de destacar que este pasado ya no va a volver a suceder.
Que ya aprendimos la lección y que no permitiremos que lo local, sucumba frente a lo global, debemos luchar para que nuestros pensamientos sean propios y no de otros. Démosle el lugar que se merece a nuestra autonomía y todo aquel que quiera negociar con nosotros tendrá que hacerlo bajo un marco de respeto por lo nuestro.
Es hora de integrarnos al mundo, pero eso no significa que regalemos todo lo que nos ha costado conseguir, nuestra soberanía, costumbres, idioma, idiosincrasia, todo esto vale y mucho, pero nadie la respetara si no la respetamos nosotros primero.
Esa es la razón del ¿por qué, le pedí que me escuchara? Se lo pedí para tratar de que todos por igual jalemos para el mismo lado. Para que nos quede claro, que todos pertenecemos a algo, ya sea esta una cultura o una sub-cultura, que todos pensamos de una manera muy parecida. Que todo lo que queremos es ser individuales y en nuestra individualidad tener algo en común con alguien.
No es malo el no querer sentirse solo y ser comprendido por alguien, lo malo es hacer sentir lo contrario a los demás que me circundan. Hay que abrir los ojos, mente y pensamientos, para poder identificar que no está bien y que está mal.
Y si no vamos a comprender a los demás, por lo menos respetar sus formas de ser y su forma de vivir, para no perder el rumbo que se debe llevar, para tener una sociedad de igualdad.
Tenemos diferentes formas de ser dentro de nuestro país, y aún así seguimos siendo costarricenses, añoramos y queremos proteger lo nuestro, ya que el sentido de pertenencia que tenemos de ser ticos, sobrepasa todo entendimiento. Y si dentro de Costa Rica hay diferencias, imaginémonos en el resto mundo, cuantas diferencias hay en él, que muchas veces nos acerca o aleja más como humanidad.
Es importante saber de que si nos incorporamos a la globalización de una manera desobligada, pueda que perdamos esto de ser nosotros y perder lo local en el trayecto, más sin embargo si lo hacemos respetando y haciendo respetar lo que somos, podremos formar parte de un todo que podría eventualmente funcionar, pero todo en un marco de respeto por el “otro” y por lo “mío”.
Es por eso que yo digo: “que ni soy de aquí, ni de allá, ni de este o aquel lugar, es más soy de todos lugares al mismo tiempo”, porque todos por igual me han heredado algo especial para crecer como ser humano, todos tenemos algo que decir, todos tenemos nuestro “poquito” de verdad, y al final lo que buscamos es la felicidad, la paz y el respeto por igual.