El País del vacilón.
¿Es nuestro país una verdadera burla para los políticos?
O ¿nosotros mismos hemos creado una clase política deshumanizada y desinteresada por el pueblo?
Solo en nuestro país se de esta “chota” politiquera, en la que personajes corruptos llenan la palestra política de engaños y mentiras, en las que el beneficio propio es lo que prima y no el bien común, en el cual el clientelismo, sobornos, malversaciones están a la orden del día, cual menú en un restaurante.
Solo en Costa Rica se enjuicia a unos expresidentes y a otros no. Esto no tiene que ver con ningún color político ya que gracias a Dios no tengo ninguna preferencia por uno de ellos, pero se me hace muy extraño el ver que a Miguel Ángel Rodríguez y a Calderón Guardia si se les abre pena judicial y a otros más bien se les ensalza como “mártires de la patria”
Se acusa a medias a Figueres, sin sentar bases firmas sobre un posible acto delictivo; a Oscar Arias se le insinúa un posible tráfico de influencias y a su hermano por una supuesta malversación de fondos; pero todo sobre una endeble demanda que sin una justificación realmente valida para poder desarrollar un juicio, no se puede acusar a nadie ¿Porque lo digo? Por la razón de que si están libres debe ser porque no se planteo bien el hecho corrupto para con los sospechosos.
Y ahora para terminarla de hacer, se aparece José María Figueres, llorando por un tamal y bajo la complicidad de Ignacio Santos, recuperan a un personaje corrupto y descarado, ya que su huida repentina del país ante las acusaciones que se le estaban formulando, no fue cosa de hombres ni mucho menos.
Eso si hay que reconocer que no fue tan ingenuo como lo fueron Miguel Ángel y Rafael Ángel Calderón (que de ángeles no tienen lo más mínimo), que se bajaron como estrellas de cine de un avión y los metieron en una “perrera”, como a cualquier roba celulares de San José.
Hay que abrir bien los ojos como costarricenses que somos y no tragarnos más estas patrañas politiqueras, ya que con la novela que se armó Figueres, más de uno se la “trago” y el gran problema es que a como se ve el panorama actual, en la que una ciudadanía desinteresada por la política interna, permite que estas mismas personas que ya tuvieron su oportunidad de gobernarnos y lo hicieron de una mal manera, vuelvan a dirigir nuestras vidas, ya que “con la forma en que se maneja el barco se pueden marear los marineros”.
Dejemos de lado a esta clase política obsoleta y mal intencionada y tratemos de enrumbar a este país a un buen camino, pero esto todos como ciudadanos y no delegar a unos pocos esta tarea, ya que así es como comienzan los poderíos incontrolables.
Espero que se de una renovación en todos los partidos políticos en los que emerjan nuevas caras y nievas ideas, que lleguen a refrescar esta arena política que este por demás decir que ya esta muy embarrialada y no se le ve por donde se pueda mejorar.
En este blog podrás interactuar y expresar tus ideas, de manera libre y sin presión alguna. Nuestra intención es crear un espacio virtual amigable, donde te sientas cómodo, y puedas leer sobre temas de actualidad, desde un punto de vista objetivo y realista, de las diferentes situaciones que acontecen día a día en nuestra sociedad.
viernes, 30 de diciembre de 2011
miércoles, 7 de diciembre de 2011
“Observando, analizando y preguntando”
Reporte
Descripción
Mediante el uso de técnicas de observación no participante y de la entrevista, se procedió a darle seguimiento a un grupo de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los catorce años, en los juegos que a diario ejecutan todos como grupo.
Tenemos que destacar, que desde antes de realizar dicho estudio, ya de antemano se había consultado a sus padres y les habíamos pedido el permiso correspondiente, para poder realizar tanto la observación como las entrevistas, no sin antes presentarles el objetivo de nuestra investigación.
Objetivo.
Mediante el seguimiento visual y la conversación, pretenderemos obtener información pertinente y veras, sobre las diferentes jerarquías de poder que surgen en un grupo de niños en la práctica de sus juegos y de que estas nacen por estructuras sociales de conducta, creadas en el seno de la familia, que se verán reflejadas en el individuo en todas sus relaciones sociales.
La finalidad de este trabajo, es la de distinguir, ¿qué sería capaz un niño de hacer, solo porque se lo ordene otro? Y además poder demostrar que en la niñez es cuando se van formando las conductas a seguir por parte de nosotros, que nos regirán en nuestra edad adulta.
Metodología.
Primero delimitamos el área de trabajo, enfocándonos en una zona urbano marginal de la provincia de San José, Costa Rica, llamada Proyecto Pro luz Villa Cruz, esto para obtener mejor la información de un grupo pequeño de niños, además de la incorporación de la observación no participativa y el uso de la entrevista directa, para poder enriquecer más nuestro trabajo.
Partiendo de los resultados que arroje nuestras investigaciones, podremos distinguir e interpretar la información que emane de las fuentes principales de estudio, en la cual nos enfocaremos para poder analizarlas y extraer todo aquello que será esencial para poder lograr nuestro objetivos aquí planteados.
Hipótesis.
¿Hay rangos de poder dentro de los niños y estos a su vez pueden demandar directrices que vallan en contra de sus valores, y estos a su vez serán ejecutados ya que fueron dadas por esta imagen de poder creada dentro del grupo?
Desarrollo.
Tomando un día sábado como referencia, para de esta manera poder observar a la mayor cantidad niños pertenecientes a un grupo de juego que se forma en las afueras de sus casas, esto desarrollándose en la comunidad llamada: “Proyecto Pro Luz Villa Cruz”, este lugar no cuenta con zonas de juegos para los niños, así que ellos utilizan un lote baldío y la calle principal en donde transitan una gran cantidad de autos.
Desde horas de la mañana los niños se van agrupando poco a poco en el frente de sus hogares. Por lo general son los más pequeños que comienzan a llamar a los demás compañeros de juegos, siendo los de mayor edad los que determinan a qué horas y donde se reunirán para jugar.
Después de acatar órdenes y de reunirse en el lugar estipulado por los mayores del grupo, estos proceden a analizar las distintas formas en que podrían realizar sus juegos, ya que estos demandan una serie de directrices y normas que procuraran que el juego sea lo mejor ejecutado posible (siempre esto desde sus perspectivas).
Tomando una distancia prudente para de esta manera no obstruir su campo de juego y a su vez que no se sientan observados por parte nuestra, ya que esto podría provocar que el desarrollo de sus actividades no se dé, de la manera más óptima para nuestros intereses.
Procedimos a la observación no participativa y a tratar de distinguir diferentes momentos en los cuales se dieran conflictos que ameritaran la intervención de los encargados en impartir la autoridad, ya que este sería un referente a seguir, que nos proporcionaría y dilucidaría en un principio quien ostenta el cargo de “líder” dentro del grupo de juegos.
Pero de manera casi inmediata se nos ofreció esta información, ya que desde un inicio los de más edad, tomaron el control de la situación y comenzaron a dominar la escena, pero de sobremanera emerge la imagen del niño que tiene mayor edad que los demás.
Para poder ilustrar mejor la situación y poder trasladarlos al lugar, les diremos que ellos procedieron a ir hacia el lote baldío que se encuentra en el frente de la calle, el cual pertenece a una señora dueña de unos locales que dan hacia la calle principal de Hatillo Centro, y este lote se encuentra en la parte trasera de los mismos y colindan con las casas de los niños.
Tres niños de cuatro años, tres de ocho, dos niñas de once, una de doce, un niño de trece y el mayor de catorce años, son los que conforman este inusual grupo de juegos, ya que las edades que comprenden son muy variadas y en un principio se creería que no podrían compartir juegos juntos, pero en este grupo si se da, por la razón de que todos los niños que pertenecen a este grupo de juegos, son los únicos que tienen edad suficiente para poder participar de ellos.
El proceso de inicio para poder ingresar al juego, es el de pertenecer a un equipo, el cual será formado por los dos niños de más edad, los cuales escogerán a sus acompañantes y a raíz de esta práctica ,se dará una serie de discriminaciones a aquellos que se le dificulta ejecutar las acciones que demandan los juegos que practican.
Primero proceden a jugar “La anda”, siendo los más pequeños en edad, los que sufren las consecuencias de sus limitaciones físicas y tienen que pasar un largo tiempo corriendo detrás de todos; pero este formato de juego se detiene, ya que el de mayor edad, decide de que es hora de ponerle más movimiento al juego y él se ofrece a ser el que tenga que perseguir a los demás.
¡Claro! de una manera más rápida, él logra tocar a la mayoría de los integrantes, no sin antes propiciar un “pequeño”, pero efectivo golpe, ya sea en la cabeza o en el hombro de sus compañeros, a lo cual muchos de ellos les causa dolor, pero él de mayor edad, detiene este llanto de inmediato, por medio de la persuasión: - “no sea tan “maricon”, si llora no juega más”.- Dicho esto el pequeño asiente la orden y sigue jugando para no ser excluido del mismo.
Después de una hora cambian de juego, el cual es llamado “hombres agarran a mujeres”, en el cual, los varones de todas las edades tiene que agarrar a las niñas y llevarlas a un lugar en específico. Está por demás decir que las formas en que incurren para poder derribar a las niñas son por métodos de forcejeo, zancadillas y demás acciones que pueden causar un daño físico a ellas.
Lo más sorprendente de todo es que, ellas aun y cuando se les infringen dolor y maltrato, la gran mayoría sigue jugando. Los varones toman los consejos de los mayores, siendo estos que: - “vean como lo hacemos, para que después lo hagan ustedes y podamos ganar el juego-
Se dan diferentes disputas en el desarrollo de los juegos por parte de todos sus integrantes, y se emiten criterios de expulsión para con uno de ellos. Esta decisión será tomada, ¿por quién más?, ¡Claro!, el de mayor edad, que dará su veredicto casi siempre enfocado hacia favorecer, a quien más le convenga a sus intereses propios; o si no, cuando rondan la misma edad, los pone a “pelear” y el que gana, se queda y el que pierde será expulsado y humillado por parte de todos.
Si alguno de los integrantes decide apoyar al expulsado, será recriminado e invitado a seguir el camino de su amigo y a no participar más en los juegos que ellos harán.
Estos dos casos son los que más nos llamaron la atención, por ser los que demostraron una gran influencia de mando por parte de los supuestos “lideres” hacia todo el grupo, porque en un momento dado, se separaron y se pusieron a jugar en pequeños grupos pero ya de manera individual cada uno de ellos.
Al termino de sus actividades, procedimos a preguntarles de manera grupal, los diferentes cuestionamientos que nos surgieron a partir de lo que logramos divisar en el trabajo de observación, ya que por más que uno quiera “cualquier investigación social toma la forma de observación participante: implica participar en el mundo social, cualquiera que sea su papel, y reflexionar sobre los efectos de esa participación” (Hammersley, Atkinson: 1994,12).
No todos contestaban las preguntas en un principio, y los pocos que lo hacían, estaban bajo la mirada fija de los mayores, ya que pareciera que se quedaron no para participar activamente, sino para supervisar que no fueran acusados de algo indebido o que sin querer los más pequeños hablaran de más y los metieran en problemas.
Así que decidimos hablar con todos en un principio y con los de menor edad en una segunda parte, en la que no se vieran amedrentados por los demás y esto nos diera como resultado, una entrevista llena de desinformación por parte de los integrantes del grupo de juegos.
En la primera entrevista, se dijo por parte de casi todos los niños, la respuesta de que, los juegos eran escogidos por todos y que en un momento dado, jugaban lo que algún niño de los más pequeños dijera. Además de que las reglas las hacen entre todos y que juegan cosas en las que nadie saldría golpeado.
Se nos dijo que nadie es obligado a hacer algo que no quisieran hacer y que cuando alguien pelea, se saca del juego, ya que a ellos no les gusta los problemas con los papas de los más “Carajillos”, según nos dijeron.
También expresaron que nadie mandaba en los juegos y que todos tenían opinión en las conversaciones que emanaban de los mismos. Que todo aquel que no se sentía cómodo con lo que jugaban se podía ir a la casa y que el otro día, sería igual de aceptado.
Ya más tarde ese mismo día, nos pudimos reunir con los más pequeños del grupo, y hablar de manera más libre sobre los temas, que en un principio vacilaban en contestar, pero con forme fue pasando la entrevista, comenzaron a tener más confianza y se “soltaron” a hablar.
Lo más interesante es que se dieron declaraciones contradictorias a las de la primera entrevista, en la que estaban todos los integrantes del grupo, ya que se nos dijo que los juegos los escogía el de mayor edad y que las reglas se daban por él y los que lo seguían en edad.
Se nos dijo que a veces para poder jugar, les dicen que le den una patada a alguien si quieren jugar, de lo contrario se pueden ir. Es aquí donde les pregunto a los niños del grupo de juegos:
- ¿Alguna vez han hecho algo que no querían, pero si no lo hacían se tenían que ir? A lo que me contestaron que sí.
- Y ¿Cómo cuales cosas?
Unos dijeron que bajarse los pantalones, otros que correr descalzos en las piedras y algunos dijeron, que si no le decían a un niño que no jugara con ellos, no podían jugar y se tendría que ir.
- Y ¿Por qué es que ustedes le hacen caso a ellos (los lideres)?
- “Por qué ellos son los mayores”. (nos contestaron todos por igual).
- Y ¿de dónde sacan la idea de que hay que hacerle caso a los mayores?
- “De mis papas, que nos dicen que hay que hacerle caso a los mayores y no hay que faltarles el respeto”.
“Y además, él siempre nos dice que es el mayor y hay que hacerle caso” (nos dijo un niño)”.
Y con este comentario dimos por terminado la sección de entrevista con los niños.
Nos pareció muy interesante el obtener la respuesta de que “hay que hacerles caso a las personas mayores que uno”. Y que esta idea provenga del seno de sus propios hogares, además el hecho de que en definitiva, los niños hacen caso y realizan acciones por mandato de una figura de poder reflejada en un niño de mayor edad.
Todo esto refuerza nuestra hipótesis, la cual es ¿Hay rangos de poder dentro de los niños y estos a su vez pueden demandar directrices que vallan en contra de sus valores, pero aun así serán ejecutados ya que fueron dadas por esta imagen de poder creada dentro del grupo?
¡Pues sí! Y la reforzamos con las respuestas que recibimos de los niños en observación, ya que estos denotan una serie actos de obediencia a la persona que les proyecte respeto o don de mando, que estará reforzado por la idea preconcebida de que hay que hacerles caso a los mayores.
Esto proviene de una enseñanza de los padres para con los hijos, que nace de la necesidad de crear respeto para las personas que son adultas, ya que nuestra sociedad hoy en día está muy carente del valor y los cuidados que hay que tener con nuestros adultos mayores. Pero hay que tenerles respeto desde el punto de vista moral y humano; pero esto no es muy especificado por parte de los padres, y los niños aducen que todo aquel que tenga más edad o mayor tamaño que él, le puede dictar órdenes y mandatos los cuales tiene que acatar.
Y todo esto viene de la idea instaurada por nuestra sociedad, de que siempre debe de a ver un subordinado y un jefe directo (capitalismo), para que todo funcione bien y siga su curso normal de “Desarrollo”. Si no veamos que por lo general, siempre que alguien es despedido, la mayoría de los comentarios por parte de los padres es el de:
- “Lo más seguro es que usted no le hacía caso a su jefe”
O el primer día laboral de nuestras vidas, que se nos dice:
- “Hágale caso a su jefe”.
- “No responda mal y sea bien educado, haga lo que le digan para que no lo despidan”.
A través del tiempo se nos enseña que hay que respetar a los mayores, a los profesores, al doctor, en fin a todo aquel que por las experiencias vividas por cada individuo, le infrinja un respeto inmerso en una construcción social de conducta.
Resaltamos que socialmente se nos instaura obediencia laboral, social y educacional (entre otras más) y esto es insertado desde nuestra niñez, y a raíz de esta secuencia de diligencias que estamos acostumbrados a seguir por mandato de un ente superior, puede que en más de una ocasión incurramos en actos que no creeríamos ser capaces de realizar.
Un estudio realizado por el psicólogo Stanley Milgram, llamado “Experimento Milgram” en la Universidad de Yale, demuestra como un individuo es capaz de llegar a cometer actos que podrían incurrir en la muerte de otra persona, solo por seguir una orden que emana de una autoridad (en este caso), de un supuesto científico, que le ordena que le de descargas a un individuo, por contestar mal una pregunta y con forme se va equivocando, se va incrementando el voltaje, que podría acabar con la vida del entrevistado.
Otro ejemplo es el experimento “Stanford”, en el cual unos estudiantes se someten a un estudio de comportamiento, teniendo que vivir como reos de una cárcel y otros como policías penitenciarios a cargo de estos “reos” (estudiantes).
Se les indica que tomen muy enserio su papel y que lo vivan en “carne propia”, para que el estudio arroje la mayor cantidad de información y que es muy necesario que se comporten de acuerdo al papel que se les asigno.
Pasaron seis días de estudio y todo se salió de control, ya que estudiantes amables se convirtieron en desalmados carcelarios, los cuales solo sabían infringir dolor y castigos. Y por otro lado los “reos”, los cuales se volvieron dóciles, inseguros y culpables de una realidad inventada por un estudio científico, el cual, les propuso que lo vivieran de una manera “veras” y al seguir las ordenes, perdieron toda perspectiva de la realidad, ya que se ocuparon varios días para que volvieran a su vida normal.
Esto reafirma nuestra idea de que si se le ordena a un individuo por medio de una imagen de autoridad, que realice una acción (cualquiera que esta fuera), la gran mayoría lo haría, tuviese las consecuencias que tenga la acción de sus actos, ya que el estudio “Milgram” arrojo datos de que un ochenta por ciento obedece y ejecuta, sin mirar las consecuencias.
Un estudio de la Universidad de Colima, hace una reflexión sobre la manera en la que los modelos familiares y sociales influyen para la conformación de la identidad del niño(a) desde el juego, viendo el desarrollo de las ideologías que socialmente se instauran desde el hogar del niño. Este estudio se llama “Del juego de los niños en transición” de Gloria E. Briceño Alcaraz.
“De ahí que el juego y la cultura sean inseparables, pues es al interior del grupo cultural y de sus actividades sociales son donde el juego adquiere sentido y alcanza su finalidad” (Briceño: 2001,72), finalidad que se ve madurada en la adultez del individuo.
Es importante darnos cuenta de que en definitiva este proceso de creación de comportamientos sociales, debe ir acompañado de la debida instrucción de la enseñanza por parte de los padres y delimitar muy cuidadosamente, una serie de aristas que hacen la excepción a la regla, para que a su vez, el niño no salga perjudicado de ninguna manera posible.
“Se expone al niño desde temprana edad a fuertes presiones y demandas provenientes de su medio social (competitividad, demostración de logros escolares, buen comportamiento y limpieza personal). Demandas que están basadas en los valores de una sociedad competitiva e individualista que considera vital inculcar desde la niñez el afán de logro” (Briceño: 2001,73).
Conclusiones.
Creemos muy conveniente el alertar a los padres en especial, a que cuando le hablen a sus hijos lo hagan de una manera muy clara y que le especifiquen muy bien a quien se refieren cuando se da un consejo.
No dejemos puertas abiertas a la confusión, ya que ellos son muy susceptibles a cometer errores y dejarse llevar por cualquier situación. Esta bien, creemos valores en las nuevas generaciones, y démosle el lugar que se merecen nuestros ancianos y personas adultas que han aprendido de la vida y lo comparten con los demás.
Pero no le otorguemos el poder de nuestras vidas a cualquier persona, solo por el hecho de vivir en una sociedad estandarizada e inmersa en contrastes ilógicos, que solo quieren favorecer a unos cuantos, tales como los que resaltaba Tuaivii de Tiavea :
“Los Papalagi tienen una manera extrañamente confusa de pensar. Siempre se están devanando los sesos, para sacar mayores provechos y bienes de las cosas, y su consideración no es por humanidad, sino sólo por el interés de una simple persona, y esa persona son ellos mismos” (Tiavea: 1975,21)
Veámonos a nosotros mismos e identifiquemos todo aquello que estamos utilizando mal, para de esta manera tratar de mejorar y no seguir guiándonos a nosotros y a nuestros hijos hacía el mismo camino que hemos transitado por largo tiempo.
Pongámosle más atención a los niños y a sus conductas, veamos que lo enseñado por nuestra parte para con ellos, está siendo aplicado de la mejor manera y que no se está dando una situación en la que él pueda perjudicar a alguien o salir perjudicado.
Rompamos con estas cadenas de poder que desde nuestra infancia nos hacen daño y mellan nuestro futuro, no permitamos que una idea infundada en una premisa que parece inofensiva siga calando hondo en nuestro accionar, para que “Aquella hora de nuestras vidas no se borrará fácilmente de nuestras mentes y corazones… Todavía duraba, todavía dura la profunda emoción, la indeleble huella que los acontecimientos tan radicalmente “otros” tallan en el alma humana.”( Massó, Guijarro:2008,552) y las dejemos partir para que podamos seguir adelante.
Hagamos que nuestros niños crezcan en un ambiente sano; libre de violencia y de opresiones creadas por situaciones de poder que no tiene ni pies ni cabeza, en el que se relacionen con niños de igual a igual y se enseñen unos a otros. Pero no maldades ni castigos, ni tampoco, que una persona tiene el derecho de decidir por mí y ordenarme que hacer, sino, a como respetarnos y a vivir juntos de la mejor manera posible, en la que todos seamos iguales y nadie nos dicte nuestras acciones, como personas libres que somos.
Descripción
Mediante el uso de técnicas de observación no participante y de la entrevista, se procedió a darle seguimiento a un grupo de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los catorce años, en los juegos que a diario ejecutan todos como grupo.
Tenemos que destacar, que desde antes de realizar dicho estudio, ya de antemano se había consultado a sus padres y les habíamos pedido el permiso correspondiente, para poder realizar tanto la observación como las entrevistas, no sin antes presentarles el objetivo de nuestra investigación.
Objetivo.
Mediante el seguimiento visual y la conversación, pretenderemos obtener información pertinente y veras, sobre las diferentes jerarquías de poder que surgen en un grupo de niños en la práctica de sus juegos y de que estas nacen por estructuras sociales de conducta, creadas en el seno de la familia, que se verán reflejadas en el individuo en todas sus relaciones sociales.
La finalidad de este trabajo, es la de distinguir, ¿qué sería capaz un niño de hacer, solo porque se lo ordene otro? Y además poder demostrar que en la niñez es cuando se van formando las conductas a seguir por parte de nosotros, que nos regirán en nuestra edad adulta.
Metodología.
Primero delimitamos el área de trabajo, enfocándonos en una zona urbano marginal de la provincia de San José, Costa Rica, llamada Proyecto Pro luz Villa Cruz, esto para obtener mejor la información de un grupo pequeño de niños, además de la incorporación de la observación no participativa y el uso de la entrevista directa, para poder enriquecer más nuestro trabajo.
Partiendo de los resultados que arroje nuestras investigaciones, podremos distinguir e interpretar la información que emane de las fuentes principales de estudio, en la cual nos enfocaremos para poder analizarlas y extraer todo aquello que será esencial para poder lograr nuestro objetivos aquí planteados.
Hipótesis.
¿Hay rangos de poder dentro de los niños y estos a su vez pueden demandar directrices que vallan en contra de sus valores, y estos a su vez serán ejecutados ya que fueron dadas por esta imagen de poder creada dentro del grupo?
Desarrollo.
Tomando un día sábado como referencia, para de esta manera poder observar a la mayor cantidad niños pertenecientes a un grupo de juego que se forma en las afueras de sus casas, esto desarrollándose en la comunidad llamada: “Proyecto Pro Luz Villa Cruz”, este lugar no cuenta con zonas de juegos para los niños, así que ellos utilizan un lote baldío y la calle principal en donde transitan una gran cantidad de autos.
Desde horas de la mañana los niños se van agrupando poco a poco en el frente de sus hogares. Por lo general son los más pequeños que comienzan a llamar a los demás compañeros de juegos, siendo los de mayor edad los que determinan a qué horas y donde se reunirán para jugar.
Después de acatar órdenes y de reunirse en el lugar estipulado por los mayores del grupo, estos proceden a analizar las distintas formas en que podrían realizar sus juegos, ya que estos demandan una serie de directrices y normas que procuraran que el juego sea lo mejor ejecutado posible (siempre esto desde sus perspectivas).
Tomando una distancia prudente para de esta manera no obstruir su campo de juego y a su vez que no se sientan observados por parte nuestra, ya que esto podría provocar que el desarrollo de sus actividades no se dé, de la manera más óptima para nuestros intereses.
Procedimos a la observación no participativa y a tratar de distinguir diferentes momentos en los cuales se dieran conflictos que ameritaran la intervención de los encargados en impartir la autoridad, ya que este sería un referente a seguir, que nos proporcionaría y dilucidaría en un principio quien ostenta el cargo de “líder” dentro del grupo de juegos.
Pero de manera casi inmediata se nos ofreció esta información, ya que desde un inicio los de más edad, tomaron el control de la situación y comenzaron a dominar la escena, pero de sobremanera emerge la imagen del niño que tiene mayor edad que los demás.
Para poder ilustrar mejor la situación y poder trasladarlos al lugar, les diremos que ellos procedieron a ir hacia el lote baldío que se encuentra en el frente de la calle, el cual pertenece a una señora dueña de unos locales que dan hacia la calle principal de Hatillo Centro, y este lote se encuentra en la parte trasera de los mismos y colindan con las casas de los niños.
Tres niños de cuatro años, tres de ocho, dos niñas de once, una de doce, un niño de trece y el mayor de catorce años, son los que conforman este inusual grupo de juegos, ya que las edades que comprenden son muy variadas y en un principio se creería que no podrían compartir juegos juntos, pero en este grupo si se da, por la razón de que todos los niños que pertenecen a este grupo de juegos, son los únicos que tienen edad suficiente para poder participar de ellos.
El proceso de inicio para poder ingresar al juego, es el de pertenecer a un equipo, el cual será formado por los dos niños de más edad, los cuales escogerán a sus acompañantes y a raíz de esta práctica ,se dará una serie de discriminaciones a aquellos que se le dificulta ejecutar las acciones que demandan los juegos que practican.
Primero proceden a jugar “La anda”, siendo los más pequeños en edad, los que sufren las consecuencias de sus limitaciones físicas y tienen que pasar un largo tiempo corriendo detrás de todos; pero este formato de juego se detiene, ya que el de mayor edad, decide de que es hora de ponerle más movimiento al juego y él se ofrece a ser el que tenga que perseguir a los demás.
¡Claro! de una manera más rápida, él logra tocar a la mayoría de los integrantes, no sin antes propiciar un “pequeño”, pero efectivo golpe, ya sea en la cabeza o en el hombro de sus compañeros, a lo cual muchos de ellos les causa dolor, pero él de mayor edad, detiene este llanto de inmediato, por medio de la persuasión: - “no sea tan “maricon”, si llora no juega más”.- Dicho esto el pequeño asiente la orden y sigue jugando para no ser excluido del mismo.
Después de una hora cambian de juego, el cual es llamado “hombres agarran a mujeres”, en el cual, los varones de todas las edades tiene que agarrar a las niñas y llevarlas a un lugar en específico. Está por demás decir que las formas en que incurren para poder derribar a las niñas son por métodos de forcejeo, zancadillas y demás acciones que pueden causar un daño físico a ellas.
Lo más sorprendente de todo es que, ellas aun y cuando se les infringen dolor y maltrato, la gran mayoría sigue jugando. Los varones toman los consejos de los mayores, siendo estos que: - “vean como lo hacemos, para que después lo hagan ustedes y podamos ganar el juego-
Se dan diferentes disputas en el desarrollo de los juegos por parte de todos sus integrantes, y se emiten criterios de expulsión para con uno de ellos. Esta decisión será tomada, ¿por quién más?, ¡Claro!, el de mayor edad, que dará su veredicto casi siempre enfocado hacia favorecer, a quien más le convenga a sus intereses propios; o si no, cuando rondan la misma edad, los pone a “pelear” y el que gana, se queda y el que pierde será expulsado y humillado por parte de todos.
Si alguno de los integrantes decide apoyar al expulsado, será recriminado e invitado a seguir el camino de su amigo y a no participar más en los juegos que ellos harán.
Estos dos casos son los que más nos llamaron la atención, por ser los que demostraron una gran influencia de mando por parte de los supuestos “lideres” hacia todo el grupo, porque en un momento dado, se separaron y se pusieron a jugar en pequeños grupos pero ya de manera individual cada uno de ellos.
Al termino de sus actividades, procedimos a preguntarles de manera grupal, los diferentes cuestionamientos que nos surgieron a partir de lo que logramos divisar en el trabajo de observación, ya que por más que uno quiera “cualquier investigación social toma la forma de observación participante: implica participar en el mundo social, cualquiera que sea su papel, y reflexionar sobre los efectos de esa participación” (Hammersley, Atkinson: 1994,12).
No todos contestaban las preguntas en un principio, y los pocos que lo hacían, estaban bajo la mirada fija de los mayores, ya que pareciera que se quedaron no para participar activamente, sino para supervisar que no fueran acusados de algo indebido o que sin querer los más pequeños hablaran de más y los metieran en problemas.
Así que decidimos hablar con todos en un principio y con los de menor edad en una segunda parte, en la que no se vieran amedrentados por los demás y esto nos diera como resultado, una entrevista llena de desinformación por parte de los integrantes del grupo de juegos.
En la primera entrevista, se dijo por parte de casi todos los niños, la respuesta de que, los juegos eran escogidos por todos y que en un momento dado, jugaban lo que algún niño de los más pequeños dijera. Además de que las reglas las hacen entre todos y que juegan cosas en las que nadie saldría golpeado.
Se nos dijo que nadie es obligado a hacer algo que no quisieran hacer y que cuando alguien pelea, se saca del juego, ya que a ellos no les gusta los problemas con los papas de los más “Carajillos”, según nos dijeron.
También expresaron que nadie mandaba en los juegos y que todos tenían opinión en las conversaciones que emanaban de los mismos. Que todo aquel que no se sentía cómodo con lo que jugaban se podía ir a la casa y que el otro día, sería igual de aceptado.
Ya más tarde ese mismo día, nos pudimos reunir con los más pequeños del grupo, y hablar de manera más libre sobre los temas, que en un principio vacilaban en contestar, pero con forme fue pasando la entrevista, comenzaron a tener más confianza y se “soltaron” a hablar.
Lo más interesante es que se dieron declaraciones contradictorias a las de la primera entrevista, en la que estaban todos los integrantes del grupo, ya que se nos dijo que los juegos los escogía el de mayor edad y que las reglas se daban por él y los que lo seguían en edad.
Se nos dijo que a veces para poder jugar, les dicen que le den una patada a alguien si quieren jugar, de lo contrario se pueden ir. Es aquí donde les pregunto a los niños del grupo de juegos:
- ¿Alguna vez han hecho algo que no querían, pero si no lo hacían se tenían que ir? A lo que me contestaron que sí.
- Y ¿Cómo cuales cosas?
Unos dijeron que bajarse los pantalones, otros que correr descalzos en las piedras y algunos dijeron, que si no le decían a un niño que no jugara con ellos, no podían jugar y se tendría que ir.
- Y ¿Por qué es que ustedes le hacen caso a ellos (los lideres)?
- “Por qué ellos son los mayores”. (nos contestaron todos por igual).
- Y ¿de dónde sacan la idea de que hay que hacerle caso a los mayores?
- “De mis papas, que nos dicen que hay que hacerle caso a los mayores y no hay que faltarles el respeto”.
“Y además, él siempre nos dice que es el mayor y hay que hacerle caso” (nos dijo un niño)”.
Y con este comentario dimos por terminado la sección de entrevista con los niños.
Nos pareció muy interesante el obtener la respuesta de que “hay que hacerles caso a las personas mayores que uno”. Y que esta idea provenga del seno de sus propios hogares, además el hecho de que en definitiva, los niños hacen caso y realizan acciones por mandato de una figura de poder reflejada en un niño de mayor edad.
Todo esto refuerza nuestra hipótesis, la cual es ¿Hay rangos de poder dentro de los niños y estos a su vez pueden demandar directrices que vallan en contra de sus valores, pero aun así serán ejecutados ya que fueron dadas por esta imagen de poder creada dentro del grupo?
¡Pues sí! Y la reforzamos con las respuestas que recibimos de los niños en observación, ya que estos denotan una serie actos de obediencia a la persona que les proyecte respeto o don de mando, que estará reforzado por la idea preconcebida de que hay que hacerles caso a los mayores.
Esto proviene de una enseñanza de los padres para con los hijos, que nace de la necesidad de crear respeto para las personas que son adultas, ya que nuestra sociedad hoy en día está muy carente del valor y los cuidados que hay que tener con nuestros adultos mayores. Pero hay que tenerles respeto desde el punto de vista moral y humano; pero esto no es muy especificado por parte de los padres, y los niños aducen que todo aquel que tenga más edad o mayor tamaño que él, le puede dictar órdenes y mandatos los cuales tiene que acatar.
Y todo esto viene de la idea instaurada por nuestra sociedad, de que siempre debe de a ver un subordinado y un jefe directo (capitalismo), para que todo funcione bien y siga su curso normal de “Desarrollo”. Si no veamos que por lo general, siempre que alguien es despedido, la mayoría de los comentarios por parte de los padres es el de:
- “Lo más seguro es que usted no le hacía caso a su jefe”
O el primer día laboral de nuestras vidas, que se nos dice:
- “Hágale caso a su jefe”.
- “No responda mal y sea bien educado, haga lo que le digan para que no lo despidan”.
A través del tiempo se nos enseña que hay que respetar a los mayores, a los profesores, al doctor, en fin a todo aquel que por las experiencias vividas por cada individuo, le infrinja un respeto inmerso en una construcción social de conducta.
Resaltamos que socialmente se nos instaura obediencia laboral, social y educacional (entre otras más) y esto es insertado desde nuestra niñez, y a raíz de esta secuencia de diligencias que estamos acostumbrados a seguir por mandato de un ente superior, puede que en más de una ocasión incurramos en actos que no creeríamos ser capaces de realizar.
Un estudio realizado por el psicólogo Stanley Milgram, llamado “Experimento Milgram” en la Universidad de Yale, demuestra como un individuo es capaz de llegar a cometer actos que podrían incurrir en la muerte de otra persona, solo por seguir una orden que emana de una autoridad (en este caso), de un supuesto científico, que le ordena que le de descargas a un individuo, por contestar mal una pregunta y con forme se va equivocando, se va incrementando el voltaje, que podría acabar con la vida del entrevistado.
Otro ejemplo es el experimento “Stanford”, en el cual unos estudiantes se someten a un estudio de comportamiento, teniendo que vivir como reos de una cárcel y otros como policías penitenciarios a cargo de estos “reos” (estudiantes).
Se les indica que tomen muy enserio su papel y que lo vivan en “carne propia”, para que el estudio arroje la mayor cantidad de información y que es muy necesario que se comporten de acuerdo al papel que se les asigno.
Pasaron seis días de estudio y todo se salió de control, ya que estudiantes amables se convirtieron en desalmados carcelarios, los cuales solo sabían infringir dolor y castigos. Y por otro lado los “reos”, los cuales se volvieron dóciles, inseguros y culpables de una realidad inventada por un estudio científico, el cual, les propuso que lo vivieran de una manera “veras” y al seguir las ordenes, perdieron toda perspectiva de la realidad, ya que se ocuparon varios días para que volvieran a su vida normal.
Esto reafirma nuestra idea de que si se le ordena a un individuo por medio de una imagen de autoridad, que realice una acción (cualquiera que esta fuera), la gran mayoría lo haría, tuviese las consecuencias que tenga la acción de sus actos, ya que el estudio “Milgram” arrojo datos de que un ochenta por ciento obedece y ejecuta, sin mirar las consecuencias.
Un estudio de la Universidad de Colima, hace una reflexión sobre la manera en la que los modelos familiares y sociales influyen para la conformación de la identidad del niño(a) desde el juego, viendo el desarrollo de las ideologías que socialmente se instauran desde el hogar del niño. Este estudio se llama “Del juego de los niños en transición” de Gloria E. Briceño Alcaraz.
“De ahí que el juego y la cultura sean inseparables, pues es al interior del grupo cultural y de sus actividades sociales son donde el juego adquiere sentido y alcanza su finalidad” (Briceño: 2001,72), finalidad que se ve madurada en la adultez del individuo.
Es importante darnos cuenta de que en definitiva este proceso de creación de comportamientos sociales, debe ir acompañado de la debida instrucción de la enseñanza por parte de los padres y delimitar muy cuidadosamente, una serie de aristas que hacen la excepción a la regla, para que a su vez, el niño no salga perjudicado de ninguna manera posible.
“Se expone al niño desde temprana edad a fuertes presiones y demandas provenientes de su medio social (competitividad, demostración de logros escolares, buen comportamiento y limpieza personal). Demandas que están basadas en los valores de una sociedad competitiva e individualista que considera vital inculcar desde la niñez el afán de logro” (Briceño: 2001,73).
Conclusiones.
Creemos muy conveniente el alertar a los padres en especial, a que cuando le hablen a sus hijos lo hagan de una manera muy clara y que le especifiquen muy bien a quien se refieren cuando se da un consejo.
No dejemos puertas abiertas a la confusión, ya que ellos son muy susceptibles a cometer errores y dejarse llevar por cualquier situación. Esta bien, creemos valores en las nuevas generaciones, y démosle el lugar que se merecen nuestros ancianos y personas adultas que han aprendido de la vida y lo comparten con los demás.
Pero no le otorguemos el poder de nuestras vidas a cualquier persona, solo por el hecho de vivir en una sociedad estandarizada e inmersa en contrastes ilógicos, que solo quieren favorecer a unos cuantos, tales como los que resaltaba Tuaivii de Tiavea :
“Los Papalagi tienen una manera extrañamente confusa de pensar. Siempre se están devanando los sesos, para sacar mayores provechos y bienes de las cosas, y su consideración no es por humanidad, sino sólo por el interés de una simple persona, y esa persona son ellos mismos” (Tiavea: 1975,21)
Veámonos a nosotros mismos e identifiquemos todo aquello que estamos utilizando mal, para de esta manera tratar de mejorar y no seguir guiándonos a nosotros y a nuestros hijos hacía el mismo camino que hemos transitado por largo tiempo.
Pongámosle más atención a los niños y a sus conductas, veamos que lo enseñado por nuestra parte para con ellos, está siendo aplicado de la mejor manera y que no se está dando una situación en la que él pueda perjudicar a alguien o salir perjudicado.
Rompamos con estas cadenas de poder que desde nuestra infancia nos hacen daño y mellan nuestro futuro, no permitamos que una idea infundada en una premisa que parece inofensiva siga calando hondo en nuestro accionar, para que “Aquella hora de nuestras vidas no se borrará fácilmente de nuestras mentes y corazones… Todavía duraba, todavía dura la profunda emoción, la indeleble huella que los acontecimientos tan radicalmente “otros” tallan en el alma humana.”( Massó, Guijarro:2008,552) y las dejemos partir para que podamos seguir adelante.
Hagamos que nuestros niños crezcan en un ambiente sano; libre de violencia y de opresiones creadas por situaciones de poder que no tiene ni pies ni cabeza, en el que se relacionen con niños de igual a igual y se enseñen unos a otros. Pero no maldades ni castigos, ni tampoco, que una persona tiene el derecho de decidir por mí y ordenarme que hacer, sino, a como respetarnos y a vivir juntos de la mejor manera posible, en la que todos seamos iguales y nadie nos dicte nuestras acciones, como personas libres que somos.
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